Pues que pudo el Blanco sobre el Negro y me imbuí casi sin darme cuenta en el espíritu "qué guay y moderna es mi ciudad" dejándome llevar sin reservas por las distintas localizaciones de este gran escenario que fue Madrid por una noche, junto a mis amigos y algún otro desconocido que se fue uniendo a lo largo del recorrido.
Por causa de la lluvia que calló a primera hora, no me salieron los planes como pensaba y tuve que cambiar el Templo de Debod por unas cervecitas en el Palentino, que tampoco estuvo mal para ir cogiendo el pulso a una noche, en la que (a pesar de la edad) no dudé en decantarme por los itinerarios que me parecieron más alternativos y vanguardistas.
Hubo momentos verdaderamente interesantes y divertidos a lo largo del recorrido.
Frente al Edificio España, todos con la boca abierta observando como la fachada cobraba vida y se llenaba de coloridos píxeles que representaban jardines pintados por niños y que iban cambiando cada poco tiempo la apariencia del edificio. Todo gracias a Ron Haselden y su Family Garden.
Estupenda la narración que nos hizo una voluntaria, ocupante de una de las 400 ventanas, sobre cómo tuvo que entrar en el edificio pisando cascotes y con un casco de seguridad, y de qué manera pasó 45 minutos cambiando filtros a intervalos de un minuto siguiendo una escaleta de tiempos y colores.
No me extrañaría que estas navidades algún espabilado quiera utilizar ese mismo edificio y esa técnica para dibujar en sus ventanas arboles de navidad o mensajes de "Feliz año nuevo". Ahí dejo la idea.
Otro momento emocionante, fue cuando entramos en uno de los patios de Conde Duque y nos vimos inmersos en la gran orgía del reciclaje organizada por Basurama, ese colectivo de jóvenes arquitectos que dan valor a la basura hasta convertirla en un material noble con el que conforman sus interesantes proyectos.
Un poema la cara que se nos puso al ver que el espacio estaba invadido por montones enormes de ropa de segunda mano, de la que todos podían hacer uso según su imaginación, dentro del evento llamado "Se regala Plaza".
Era raro encontrar a alguien que no se hubiera mimetizado con el ambiente y hubiera añadido a su atuendo algún elemento sesentero o simplemente cutre. Unos por estética y muchos otro por frío, las batas de estar en casa, los sueter apretados, las gafas de plástico los sombreros, los abrigos, la ropa interior nada gamurosa era la tendencia en esta pasarela de moda y reciclaje que haría palidecer de envidia a alguno que otro modisto modernillo, de esos que han estado por aquí estos días en la "Madrid Fashion Week" como dicen que se llama ahora la Pasarela Cibeles.
Y una vez conseguido el atuendo más impactante, se podía pasar el rato dentro de una bañera charlando con un amigo, lanzando, cual guerra de almohadas, ropas al aires al compás de la música, tomando algo sobre muebles de deshecho, sentando en un inodoro viendo uno de los interesantes trabajos reunidos por Future Shorts. o codeándose con los componentes del "Taller de Costura Movible" que te customizaban la ropa armados con su moto maquina de coser. A esto no llegue y me hubiera gustado mucho.
Y llegó la hora de salir de este recinto, las 5 de la mañana y los alrededores del Conde Duque eran lo más parecido a el escenario de la película Mad Max . Algunos personajes que parecían alienígenas, iban cargados con grandes bolsas que habían llenado hasta arriba de ropa seleccionada en esa gran superficie textil. Otros arrastraban muebles que Basurama había donado para que nos lleváramos a casa.
El trayecto de Conde Duque a Plaza España, dónde se cogía el búho que iba al Matadero presentaba un extraño aspecto que sorprendía a los viandantes y conductores que cansados volvían a sus casas después de pasear por otros itinerarios menos alternativos y que de momento se vieron rodeados de unos seres extraños esperando un autobús, que parecía les iba a retornar, a sus lejanas galaxias. Desternillante.
Y qué momento inefable, el vivido en el autobús urbano que nos llevaba al Matadero, donde teníamos puestas nuestras esperanzas de fin de fiesta apoteósico.
Como no se prodigaban mucho que se diga, la gente se lanzaba literalmente sobre ellos cada vez que llegaban a la parada, no se lo que hubiera dado por ver de cerca la cara de horror que debieron poner los conductores cuando se vieron asaltados por esa masa humana, vestida extrañamente y con cara descompuesta por el esfuerzo de meterse a presión en un espacio tan limitado.
Por supuesto en el trayecto de media hora, diversión a raudales, se deshace mi grupos por las apreturas y me encuentro encajada entre un tipo alto con unas bragas de flores en la cabeza y un sujetador con refuerzo sobre su jersey de diseño, una chica con bata de guatiné rosa, y otros compañeros mártires tocados con sombreros, gafas de plástico de colores, bufandas de plumas y demás complementos inenarrables.
Y así empezó una especie de rastrillo ambulante en el que la gente se intercambiaba la vestimenta, trajes de niño pequeño rellenos de tela, volaban por los aires y quien más y quien menos hizo amistades e incluso pudo ser el principio de algo más. Y como banda sonora, unos espontáneos nos deleitaron con cancioncillas populares subidas de tono de esas que se cantan en las excursiones escolares, vamos que sólo faltó decirle al conductor que saludara.
Pero al final del destino nos esperaba una sorpresa. Suspendidos todos los actos del Matadero y desalojo por parte de las autoridades. Así que nos quedamos sin fin de fiesta memorable y con un palmo de narices por no poder disfrutar del recinto que más prometia y sin poder ver a Aldo Linares, Georges Rousse, Daft Punk, Audio Drive, etc...
Aunque la versión oficial, es que había más aforo del permitido, lo que oímos por allí es que alguna gente de esa que no sabe beber, se puso violenta y se dedicó a lanzar botellas de cristal al respetable. ¡Qué bestias!.
Así las cosas y antes de que se desmandaran más, nos volvimos andando a casa, eso sí haciendo un alto en el camino a la altura de Embajadores para calentar el estómago con un pinchito de tortilla y un cafetito. Con lo que dimos por terminada nuestra particular Noche en Blanco de luces de colores, autobuses y seres extraños de inimaginables vestimentas.
Etiquetas: arquitectura, arte, evento, exteriorismo, humor, iluminación, jardín, reciclaje, sostenibilidad, tecnología, todos, urbanismo
Hola Remedios, soy Juan, uno de los infinitos miembros de basurama. Ya había leido alguno de tus post en otras ocasiones y me ha encantado la descripción que has hecho del ambiente que se vivió en Conde Duque. La verdad es que la noche empezó torcida pero se fue alegrando de forma sorprendente y al final lo pasamos todos como niños pequeños. Me gustaría saber si me puedes enviar el material fotográfico o de video que tengas d esa noche. Desafortunadamente nosotros no tenemos prácticamente nada y las fotos que he visto describen mejor que las nuestras el cachondeo que hubo. Si te parece bien mándanos también tu nombre y si nos dejas usarlas las referenciamos.
Un saludo, muchas gracias por todo y enhorabuena por el blog!
juan.
Hola Juan,
gracias por el comentario y por supuesto por el buen rato que me hicisteis pasar.
Vuestro proyecto fue con diferencia lo mejor de mi Noche en Blanco.
Si me envías tu dirección de correo te hago llegar las fotos que tengo, que no son muchas ni muy buenas pero a vuestra entera disposición.
Mi dirección es: remedios@floresenelatico.es, espero que podamos seguir en contacto, porque tengo algunas cosas que comentarte.
Hasta pronto
Remedios