Ingenioso y bello almacén, construido por el estudio Gray Organschi, en el que los propios materiales almacenados en él, son los que dan personalidad a su construcción.


Una fachada totalmente compartimentada, sirve para almacenar todas las maderas que el dueño utiliza en su trabajo, dando a su exterior un aspecto texturado y bruto que contrasta con la ligereza y trasparencia de sus muros.


Y es que las paredes han sido fabricados con estructuras metálicas forradas de policarbonato traslucido, lo que permite que la luz pase a través del ellos con facilidad. En el tejado, también de policarbonato, además se han instalado paneles solares que suministran energía para autoabastecer todas las necesidades del edificio e incluso para revender el resto.


Este funcional almacén, además de tener una pariencia rusticamente sofisticada, ha conseguido un útil sistema de almacenamiento, que hace que todo el material perfectamente clasificado, quede expuesto y sea accesible desde el exterior, con lo que se facilita enormemente el almacenaje y transporte.


Un caso claro en el que función y estética pueden funcionar a la perfección, lo que ha sido apreciado por el jurado de The Architectural League of New York que este año ha otorgado a esta construcción el premio Emerging Voice.


Yo lo he conocido aquí y aquí.

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