¿Qué poner en las estanterías? Libros que decoran


Hoy no quiero escribir directamente sobre decoración ni sobre intervenciones urbanas ni sobre lo que suelo contaros por aquí. Hoy me apetece dedicarle un hueco a esos objetos que habitan en las estanterías y que en algunos casos y casas también forma parte de la decoración. Me estoy refiriendo a los libros.


Si tuviera que elegir los que más "decoran" en las estanterías de mi imaginación, sin duda me quedo con los de Maurice Sendak, ese ilustrador y escritor al que llaman "el Picasso de los cuentos infantiles" pero que yo asocio más a un Durero contemporáneo con bastante mala leche.


Para mí, de infantil no tiene nada. No veo en sus obras la menor intención de agradar y entretener a niños sino más bien remover oscuros sueños de la infancia y provocar pesadillas. Todo con una narración y técnica ilustrativa, prodigiosas. Es encantadoramente perverso.


Estaba buscando documentación para el post cuando he dado con este artículo de Antonio Hernández Nieto en el que cuenta muy bien los sentimientos que fluyen de sus cuentos más conocidos. Así que entresaco párrafos y dejo que hable por mí.


Dídola, Pidola, Pon. (mi libro de cabecera)" La historia de la perrita Jennie que tiene, a ojos de un observador externo, todo lo que un perro puede desear, es uno de esos libros que debería encontrarse en toda biblioteca que se precie. Esa perrita deja la comodidad que tiene en casa sin saber muy bien porqué, pero convencida de que esa comodidad resulta extraña y debe haber algo más. Anhelos y deseos que la lanzan a la búsqueda de lo que puede ser. Y en esa estructura de búsqueda tan típica de muchos de los cuentos tradicionales, el libro se va transformando, cambiando la narración basada en texto por una narración basada en imágenes. Algo natural, siendo Sendak el representante por excelencia de los picture books que consiguieron revolucionar los libros infantiles".


Donde viven los Monstruos. "Max, un niño disfrazado de lobo, muerde a su madre, por lo que es encerrado en su cuarto sin cenar. La transformación del cuarto de Max en un bosque mediante la progresiva desaparición de las paredes y armarios ha ocupado la imaginación de miles de lectores desde que se publicó. Es esa desaparición de los límites [del cuarto en el que ha sido encerrado, su cuarto, su territorio] en el que el texto se vuelve mínimo y, tras un largo y difícil viaje, Max se encuentra con unos monstruos que ante la atrocidad de “comerse” a la madre no pueden más que nombrarle rey de todos los monstruos, hacer una fiesta, colgarse de los árboles y gruñir.


...lo que a mi me atrae es la construcción del libro, la combinación tan rigurosa entre texto e ilustración, el trabajo con el color y el diseño de las formas por el que uno no puede dejar de querer ser amigo de los monstruos; participar en esa monstruosa fiesta real en la que se corona a nuestro protagonista (y, ¿por qué no?, se nos corona a nosotros mismos) como rey de los monstruos. Y, a la vez, uno no puede rechazar, ni dejar de entender, a Max cuando decide volver a su cuarto donde, al llegar, le espera un plato de sopa caliente que comerá mientras el bosque vuelve a convertirse en las cuatro paredes que le rodeaban".


La cocina de noche: "Mickey, el protagonista, se despertará al escuchar unos ruidos que vienen de la habitación de al lado. Ruidos que todos hemos escuchado siendo niños y los hemos comentado convirtiéndolos en una leyenda infantil. Como señala Tony Kushner, esos ruidos proceden probablemente de la habitación de los padres, de un lugar y a unas horas en las que los niños han sido excluidos. Es esa exclusión, como le ocurría al protagonista de “Donde viven los monstruos”, lo que empuja a Mickey a su aventura y Sendak usa para revisar el clásico del cómic norteamericano de “Little Nemo in Slumberland” de Winsor McCay. El niño protagonista, en una reconocible ciudad de New York, un territorio imaginario de ficción hecho con tarros de mermelada, paquetes de copos de avena, y todo tipo de utensilios de cocina, se encontrará con varios panaderos vestidos de un impoluto blanco, con un parecido más que meramente casual con El Gordo de “El Gordo y El Flaco”. Y es en ese entorno, el que cualquiera puede construirse, y nos habríamos construido si nuestras madres nos hubieran dejado arrasar la cocina, donde modela la masa, como los niños modelan la plastilina.


El cacareo de Mickey desnudo al amanecer, parecido al de los Niños Perdidos de Peter Pan, al obtener la leche, es el sonido del triunfo que de alguna manera usan los héroes para despertar a la sociedad que los ha producido y de la que no dejan de ser hijos. Y ese triunfo se ha dado por la noche, en la oscuridad, donde no solo los niños, sino también todos los adultos, se encuentran más indefensos, donde sitúan todos sus temores por la habitual ausencia de luz, por disminuir nuestra capacidad de ver, de percibir con claridad. Un elemento del cuento es crucial para entender esto. El horno, en el que los cocineros acabarán cociendo el pastel, está específicamente preparado para asar a Mickey, lleva su nombre puesto.


Frente a la publicación de cuentos como “Hansel y Gretel” en versiones increíblemente dulcificadas y editados cómo meras reliquias del pasado que hay que conservar, los niños y los adultos que les repiten los cuentos que, a su vez, les contaron sus mayores, conocen y comparten la existencia del horror, el misterio, lo mágico y la transgresión. Sendak no evita ninguno de estos elementos en las obras que realiza, ni en los textos ni en las ilustraciones. Dice, el horror es terrorífico y lo mágico y el misterio, misteriosos, pero no debemos temer a enfrentarnos a y a convivir con ellos. Los hombres y niños siempre lo han hecho por el hecho de ser hombres y niños. Por eso no es de extrañar que su última obra en las estanterías, solo anglosajonas si el buscador Google y la librería Amazon no me han fallado, sea Brundibar (Hyperion Books for Children, 2003). Un cuento basado en la ópera de Hans Krása que niños judíos representaban en el campo de concentración de Theresienstadt, Checoslovaquia".


Ya se que estaréis pensando que estas cosas no tienen gran relevancia en días como estos, las elecciones, el cambio climático, la violencia, el hambre, el Ibex... pero el caso es que yo leo el primer página de Dídola, Pídola, Pon o La vida debe ofrecer algo más, y, y, y...


Capítulo 1:
Hubo un tiempo en que Jennie lo tenía todo. Un almohadón redondo para dormir en el piso de arriba, y uno cuadrado en el piso de abajo. Tenía su peine y cepillo particulares, frascos con dos clases de píldoras, gotas para los ojos, gotas para los oídos, un termómetro, y para el tiempo frío un jersey rojo de lana. Podía mirar por dos ventanas y comer en dos cuencos distintos. Hasta tenía un amo que la quería. Pero a Jennie le daba igual. En mitad de la noche metió todo en una bolsa de cuero negro con hebilla de oro y se asomó por última vez a su ventana preferida. Lo tienes todo -le dijo la planta del tiesto, que estaba mirando por la misma ventana. Jennie mordisqueó una hoja. Tienes dos ventanas -dijo la planta-. Yo sólo tengo una. Jennie suspiró y se comió otra hoja. La planta continuó: -Dos almohadones, dos cuencos, un jersey rojo de lana, gotas para los ojos, gotas para los oídos, dos clases de píldoras, un termómetro, y encima él te quiere. Eso es cierto -dijo Jennie, mordiendo más hojas. Lo tienes todo -repitió la planta. Jennie se limitó a decir que sí con la cabeza, porque tenía la boca llena de hojas. Entonces ¿por qué te vas? Porque-dijo Jennie, comiéndose el tallo y la flor-, estoy insatisfecha. Quiero algo que no tengo. ¡La vida tiene que ofrecer algo más que el tenerlo todo!. La planta no tenía nada que decir. No le quedaba nada con qué decirlo.

.... a ver quién es el guapo que me dice que no se ha sentido alguna vez como mi heroína glotona, la perrita Jennie.


Se me olvidaba decir, que se me ha ocurrido escribir sobre Sendak porque he leído que Spike Jonze ha acometido la tarea de llevar al cine su Where the Wild Things Are, (Donde viven los Monstruos). Y yo me pregunto... ¿es necesario?...


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2 Comentarios a “¿Qué poner en las estanterías? Libros que decoran”

  1. # Blogger Aliencito

    Gracias a una enana ese libro se ha convertido en mi favorito  

  2. # Blogger Remedios

    Pues que suerte has tenido...

    debe ser entonces verdad, que en boca de los niños, y los borrachos, está la verdad.

    Besos  

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